martes, 29 de noviembre de 2011

Otra historia de sueños rotos.

La soledad y desolación se apoderaban del ambiente, eso era algo evidente y fácil de ver, por muy espesa que fuera la capa de humo que cubría todo el antro. 
Olía a frío y a abandono, aunque las ventanas lo negasen al faltarles transparencia por el vaho al que estaban cosidas. Me quité el abrigo, y lo apoyé en la silla en la que iba a sentarme.
A mi lado solo había alguien más. Alguien en el que apenas reparé. Mantenía su cabeza apoyada en la barra y con sus brazos como almohada.
Tan grande era el silencio que casi podía distinguir el sonido que surgía cuando el tabernero secaba con un trapo las copas.
Y todo aquello era lo que yo necesitaba.
-Un Whisky, por favor.-El anciano que trabajaba como tabernero me observó por primera vez. Sus ojos grises transmitían una gran tristeza y amargura. Aunque quizás no eran esos ojos, porque yo ya llevaba la melancolía necesaria puesta.
El tabernero cogió una botella medio vacía y polvorienta y la dejo en la barra junto a un vaso. Después volvió a su trabajo, dándome la espalda. Parecía estar más que acostumbrado a estas situaciones. Me serví la bebida. Hasta arriba. Y no tardé en tragármela. De una vez, hasta adentro. La garganta me ardía, y un mal sabor se apropió de mi boca. No me importó, y volví a llenar el vaso una vez más. Otro trago.
Por cada uno más me costaba reprimir las lágrimas. Y exploté, y exploté. Saqué del bolsillo de mis pantalones la cajita que con tanta ilusión había estado guardando. La cajita que ahora me había destrozado, que me había llenado de esperanza hasta que esta tarde ella vio lo que esta contenía. La abrí, con la delicadeza que había utilizado horas antes. El anillo de oro que se escondía en su interior brillaba con la misma intensidad. Una de mis lágrimas lo empapó.
-¡Joder! –Y lo estampé contra la pared. No pude ver donde calló, y tampoco le di mucha importancia. 
Pero por cada chasquido que creaba al rebotar contra el suelo sentía un alfiler atravesando mi corazón.
Por cada promesa rota.



    
    Te quiero…

                               … Para siempre

        Cásate conmigo…


8 comentarios:

- dijo...

Amarga historia, y gélido final.
Simplemente, maravilloso, me he quedado sin palabras o adjetivos.

Miau. dijo...

Es genial, fantástico. Es tan... ¿Real? Que hace que se me ponga la piel de gallina.
Así dan ganas de tener timpo y poder leer con tranquilidad, las cosas que subes.
Un beso :)

Selene.Tr dijo...

Guao que sensacion que que noseque , alucinante me ha encantado en serio! Un beso pasate cuando quieras http://sometimesdifferent.blogspot.com/

ChicaGuau dijo...

Awn, qué preciosidad de relato *-*

¡Un besito!

Elisa Sestayo dijo...

¡Precioso, precioso!Joder!! :')
Sigue así!! <3

dijo...

Me ha gustado mucho el relato,me ha fascinado la sensación que me transmitía leerlo mientras escuchaba la música que tienes puesta en el reproductor ha sido escalofriante y amargo.Un abrazo^^

Lucia's Box dijo...

Siempre me he preguntado si,cuando una persona le pide matrimonio a otra y esta le dice que no,estas dos siguen juntas,por todo el dolor que transmite tu relato creo que no.
Increíble.

Lucia's Box dijo...

Siempre me he preguntado si,cuando una persona le pide matrimonio a otra y esta le dice que no,estas dos siguen juntas,por todo el dolor que transmite tu relato creo que no.
Increíble.